El CTR orgánico es el porcentaje de usuarios que hacen clic en tu resultado en Google respecto al número total de veces que se muestra. Suena a métrica básica, pero encierra una verdad incómoda: si nadie hace clic en tu contenido, da igual lo bien que esté posicionado.
Estás desperdiciando visibilidad y tal como vamos en 2025… no es cosa menor, dicho de otra manera, es cosa mayor.
Y no, no siempre es culpa del SEO técnico ni del contenido. A veces, el problema está justo donde no solemos mirar: en el snippet.
Ese título y esa metadescripción que aparecen en los resultados. Esa primera impresión que Google cambia a su antojo. Y es precisamente por eso que no puedes dejar todo en manos de la meta description.
Porque Google no siempre muestra la meta description que tú defines. En su lugar, a veces elige un fragmento del contenido de tu página que considera más relevante para la consulta concreta del usuario.
Google hace lo que quiere con tu snippet, pero eso no es excusa para no trabajarlo. Es como escribir una carta de presentación sabiendo que el cazatalentos quizás solo mire tu CV… Pero si algún día la lee, más te vale que esté bien escrita.
Un CTR bajo puede ser señal de que algo falla en la conexión entre lo que el usuario espera y lo que tú prometes. Un CTR alto, en cambio, no solo te da más visitas: puede mejorar tu posicionamiento, porque Google entiende que tu resultado despierta interés real. Y Google quiere eso. Resultados que generen clics y no solo ocupen espacio.
¿Hay una fórmula mágica para mejorar el CTR? No, pero hay buenos ejemplos. No es clickbait barato, es redacción pensada para competir en el escaparate de los resultados de búsqueda.
Malas prácticas que empeoran el CTR
El primero, el más común: usar el mismo título que los demás.
Luego viene el error de fábrica: títulos planos como una tabla de planchar. Si tu título no genera ninguna emoción, ninguna urgencia, ni tensión, ninguna curiosidad, aunque sea por contraste… es invisible. Y lo invisible no se clickea.
Dejar la metadescripción vacía o genérica es otro clásico. Vale, sí, sabemos que Google puede cambiarla. Pero eso no significa que tú no la trabajes.
Y luego están los títulos Spoiler, que lo dicen todo de golpe, sin dejar aire, sin provocar curiosidad.
