Sistema De Ranking De Google

El sistema de ranking de Google

Desde hace años venimos hablando del “algoritmo de Google” como si fuera una entidad todopoderosa, omnipresente y hermética.

Pero 2025 ha desmontado ese mito con datos. Lo que hay detrás no es un algoritmo, sino una red compleja de sistemas interconectados, cada uno con su propia lógica, actualización y peso. No hablamos de una única lista de factores, sino de capas de procesamiento que actúan en paralelo, se superponen y refinan entre sí. Lo que parecía una caja negra… era más bien un panel de control con múltiples palancas.

Y esto tiene consecuencias directas para cómo entendemos (y hacemos) SEO.

No es un algoritmo. Es un ecosistema.

Las filtraciones del DOJ y las declaraciones de Pandu Nayak no dejan lugar a dudas: Google no se apoya en un solo «core algorithm», sino en sistemas como NavBoost, RankEmbed, Twiddlers, Q* y T*, entre otros. Cada uno actúa sobre distintos aspectos del ranking, desde la calidad percibida, la relevancia semántica, hasta el comportamiento real del usuario.

En ese contexto, dos sistemas destacan por encima del resto: Q* (que evalúa la calidad estructural de un dominio) y T* (que mide la pertinencia del contenido para una query concreta). Ambos convierten la “calidad del contenido” en algo más que un factor: lo convierten en la materia prima esencial que alimenta todo el sistema.

Y esto tiene implicaciones profundas para el SEO.

No es un algoritmo, es un ecosistema

Con la documentación revelada por el DOJ y el testimonio de Pandu Nayak, ha quedado claro que Google no utiliza un único “core algorithm”. En su lugar, emplea sistemas como NavBoost, el uso de clics (SAT, LC), Quality Rater Guidelines, y otros modelos como SMITH o MUM para alimentar diferentes fases del proceso de ranking. Esto no solo cambia cómo entendemos el SEO, también obliga a revisar cómo lo explicamos y cómo lo aplicamos.

NavBoost: más que clics

Uno de los sistemas clave es NavBoost, que analiza las interacciones de los usuarios con los resultados de búsqueda, como clics, desplazamientos y tiempo de permanencia. Aunque Google ha afirmado que NavBoost no es un sistema de aprendizaje automático, sino una gran tabla que registra estas interacciones, su impacto en el ranking es significativo .

NavBoost recopila datos durante 13 meses para evaluar cómo los usuarios interactúan con los resultados. Este sistema ayuda a Google a identificar qué páginas satisfacen mejor las intenciones de búsqueda, ajustando así los rankings en consecuencia.

Otros sistemas complementarios

Además de NavBoost, Google utiliza otros sistemas que contribuyen al ranking:

  • RankBrain: un sistema de inteligencia artificial que ayuda a interpretar las consultas de búsqueda y relacionarlas con resultados relevantes.
  • BERT: permite a Google comprender el contexto de las palabras en una consulta, mejorando la interpretación de las intenciones del usuario.
  • MUM (Multitask Unified Model): aunque actualmente no se utiliza para el ranking general, se aplica en tareas específicas como la mejora de fragmentos destacados y la comprensión de consultas complejas .

Señales manuales y ajustes

A pesar del uso de sistemas avanzados, muchos de los factores de ranking siguen siendo señales diseñadas manualmente por ingenieros de Google. Estas señales se ajustan mediante funciones matemáticas, como las funciones sigmoides, para determinar umbrales y pesos específicos.

¿La consecuencia directa?

Mucho del conocimiento tradicional de SEO se ha quedado corto. Porque no estamos compitiendo en un ranking único, sino en varios sistemas que actúan por fases y por capas, y se actualizan con ciclos distintos.

En la necesidad de entenderlo mejor y poder exponerlo en este post, he mapeado las fases de la siguiente manera añadiendo los sistemas y frameworks de Google y los factores que más inciden en cada proceso:

Mapa Sistema Ranking De Google

La calidad del contenido ya no es suficiente (ni lo era)

En Google nos han vendido que la calidad del contenido era la clave. Pero la realidad es que la autoridad de marca (Brand Authority), la frescura (Freshness), la satisfacción de usuario inferida (medida a través de clics, permanencia, retorno), y la capacidad de generar engagement, pesan más de lo que Google ha estado dispuesto a admitir.

(De ahí los pesos que yo le doy al Freshness en mi Tier List de SEO)

Ahora, si no tienes una marca reconocible, una comunidad activa y señales de comportamiento positivas, el mejor contenido del mundo puede pasar desapercibido.

¿Qué papel juega la calidad del contenido en los sistemas de puntuación de Google, como Q* y T*?

No es solo importante. El núcleo funcional de dos de los motores de scoring más relevantes que han salido a la luz tras las filtraciones: Q* y T*.

En Q* (Quality)

Q* no se centra en páginas individuales, sino en dominios completos. Evalúa si eres una fuente estructuralmente fiable. Y eso depende directamente de:

  • La estructura de tu contenido: jerarquía clara, accesibilidad, organización. No vale con ser bueno: tienes que parecerlo (Fake it till you make it). Un artículo con contenido excelente, pero mal maquetado, sin headings, sin estructura, pierde puntos.
  • Tu historial de publicación: contenido preciso, sin engaños, sin clickbait. Es decir, que no solo hagas bien una pieza, sino que toda la línea editorial sea coherente, útil y profesional y que, en un análisis estilométrico, no salten las alarmas.
  • Tu capacidad de generar recurrencia: si el usuario vuelve, comparte o interactúa con tu web, eso se registra (Chrome dixit). Y eso retroalimenta la percepción de calidad.

Q* mide la confiabilidad estructural y a largo plazo de tu dominio. No busca una joya suelta, quiere saber si todo tu contenido es valioso y si hay una buena cobertura de subtemas.

Dicho de otra forma: Google quiere que tu sitio sea Q*-friendly.

¿Y eso qué implica? Pues básicamente que estés generando esas «cucu-señales» que el sistema espera: estructura clara, historial decente, contenido que no haga gritar al lector ni a Chrome, y cierta coherencia editorial que diga “aquí se viene a aprender, no a perder el tiempo”.

En T* (Topicality)

Aquí la calidad es respuesta contextual, no genérica. Es decir:

  • ¿Ese contenido responde como nadie más puede a esa query?
  • ¿Está alineado semánticamente con la intención de búsqueda?
  • ¿Tiene profundidad real o es un refrito?

T* analiza el body del contenido (B), lo que dices y cómo lo dices. Luego lo contrasta con:

  • C (Clicks): si el usuario se queda, explora y no vuelve al buscador, T* interpreta que lo hiciste bien (NavBoost al poder).
  • A (Anchors): si otros te enlazan con términos relevantes, eso refuerza tu autoridad temática.

¿Y ya está? ¿Ahí termina T*odo?

Pues no. Aún hay otra vuelta de tuerca.

Entre esa evaluación semántica y lo que finalmente ves en el SERP, Google aplica una capa extra de ajustes: los Twiddlers. Unos procesos silenciosos pero decisivos, de los que demasiado poco se habla para lo mucho que pueden mover.

Twiddlers: los afinadores secretos del ranking (ojito con ellos)

Los Twiddlers son como los retoques finales del chef antes del pase. Google ya ha cocinado los resultados con su algoritmo base (Ascorer), pero luego mete mano con estos “ajustadores” para afinar el orden.

¿El objetivo?

Que lo que aparece primero sea no solo lo más relevante, sino lo más útil, reciente o variado.

Y sí, entender cómo funcionan importa (y mucho). Porque aunque no puedas controlar cuándo entra un Twiddler en juego, sí puedes optimizar para que, cuando lo haga, te empuje hacia arriba en lugar de relegarte.

¿Cómo lo haces?

  • Actualiza: si tu contenido está más pasado que el pan del día anterior, un Twiddler tipo “Freshness” te lo va a hacer pagar.
  • Diversifica: si todo lo que aportas ya lo han dicho 100 webs iguales, el filtro de contenido duplicado te lo va a enterrar.
  • Cuida tus metadatos: títulos y descripciones no son solo para el CTR, también ayudan a estos sistemas a entender mejor si tu contenido merece subir un par de puestos más.

Los Twiddlers no son una milonga. Son una capa real del sistema de ranking. Y aunque no se hable tanto de ellos, están ahí, afinando, cortando y moviendo fichas en la sombra. Ignorarlos no es una opción.

¿Qué significa esto para los SEOs?

Nada nuevo para un SEO que se haya incoroporado a la disciplina en los últimos años, pero si es un cambio de paradigma para aquellos más puristas donde me incluyo (vengo del SEO técnico):

  1. No trabajamos contra un algoritmo, sino dentro de un sistema vivo. El SEO técnico sigue siendo necesario, pero ya no es diferencial. Tal y como verás en mi pirámide de necesidades, lo técnico es el suelo, no el techo.
  2. El SEO es una disciplina híbrida: necesitas entender UX, copywriting, branding, analítica, y también cómo funciona el ecosistema Google y otros ecosistemas, cada vez cobra más importancia el SEO omnicanal y multiplataforma, más allá de las directrices de Google.
  3. Los sistemas de Google están diseñados para minimizar el impacto del SEO tradicional. Es incómodo de decir, pero es real: cuanto más dependas de trucos o fórmulas genéricas, menos resultados sostenibles tendrás.

¿Dónde queda el contenido?

Sí, el contenido sigue siendo importante, pero no en abstracto. Lo que importa es:

  • Que resuelva mejor que nadie la intención de búsqueda.
  • Que lo haga con autoridad temática reconocible.
  • Que mantenga al usuario en el ecosistema (ya sea en tu web o dentro de Google). La retención es cada vez más relevante en un mundo donde se libra la batalla cada vez más difícil para la atención y la retención.
  • Que esté alineado con los sistemas que Google valora (por ejemplo, respuestas directas para AI Overviews, contenido que se actualiza con frecuencia y señales de interacción reales).

¿Entonces qué hacemos?

Dejar de pensar en términos de “factores de ranking individuales” y empezar a pensar como estrategas de sistemas. Aquí algunas claves prácticas:

  • Construye marca. Una marca reconocida es un atajo dentro de muchos sistemas.
  • Obsérvate como una entidad. Si Google te puede identificar como entidad, tienes más posibilidades de aparecer conectado en Knowledge Graph, búsquedas locales, y resultados enriquecidos.
  • Analiza comportamiento real. Tu tasa de rebote ya no es un KPI de vanidad: es una señal que retroalimenta los modelos de calidad.
  • Testea constantemente. El SEO de hoy es una disciplina de experimentación, no de certezas.

El SEO ya no es lo que creías

El sistema de ranking de Google actualmente nos exige madurez. Nos obliga a dejar de lado simplificaciones cómodas y abrazar la complejidad. Ya no se trata de posicionar una keyword: se trata de ganar en una red de sistemas donde cada acción deja huella, cada interacción cuenta y cada señal puede volverse una ventaja competitiva.

En este entorno, creo que los SEOs que vamos a seguir en esto somos los que entendemos el sistema completo, no solo piezas sueltas.

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