Mostrar una cosa a Google y otra muy distinta al usuario. Ese es el cloaking.
Esta técnica consiste en presentar contenido diferente al bot del buscador del que ve el visitante real. ¿Para qué? Para engañar a Google y posicionar por términos que en realidad no están visibles en la página final.
Ejemplo clásico: el bot ve un texto cargado de keywords relevantes, pero el usuario solo ve una landing bonita y vacía de contenido.
Lo que antes era un “truco” para ganar visibilidad rápido, ahora es un billete directo a una penalización. Google ha afinado tanto su detección que jugar con esto es como echarle gasolina a una web y prenderle fuego.
Es el tipo de práctica que puede funcionar… hasta que deja de hacerlo. Y cuando lo hace, la caída es dura.