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Desde hace años venimos hablando del “algoritmo de Google” como si fuera una entidad todopoderosa, omnipresente y hermética.
Pero 2025 ha desmontado ese mito con datos. Lo que hay detrás no es un algoritmo, sino una red compleja de sistemas interconectados (que cooperan y compiten entre sí), cada uno con su propia lógica, actualización y peso.
No hablamos de una única lista de factores, sino de capas de procesamiento que actúan en paralelo, se superponen y refinan entre sí. Lo que parecía una caja negra… era más bien un panel de control con múltiples palancas. Y esto tiene consecuencias directas para cómo entendemos (y hacemos) SEO.
No es un algoritmo. Es un ecosistema.
Con la documentación revelada por el DOJ y el testimonio de Pandu Nayak, ha quedado claro que Google no utiliza un único “core algorithm”, sino una red compleja de sistemas interconectados que cooperan y compiten entre sí.
En lugar de una sola lista de factores, Google emplea múltiples sistemas que se ejecutan por fases y capas, cada uno actuando sobre distintos aspectos del ranking:
- Sistemas de recuperación: Como Muvera, que mejora la puerta de entrada seleccionando los candidatos iniciales.
- Señales de comportamiento: Como NavBoost y el análisis de clics (SAT, LC), que miden la interacción del usuario.
- Modelos de comprensión semántica: Como BERT, MUM y SMITH, que interpretan la intención de la consulta y el contexto del contenido.
- Evaluación de calidad: Como las Quality Rater Guidelines, que ya no son solo un PDF para SEOs. Se usan activamente para calibrar los algoritmos. Los raters humanos generan una puntuación interna de «Satisfacción de Información» (IS Score) , y Google entrena a sus modelos (como DeepRank) para que predigan esas mismas puntuaciones humanas. Así es como el E-E-A-T se mete en el código.
- Re-rankers finales: Como los Twiddlers, que ajustan el orden final antes de pintar la SERP (la página de resultados).
En este contexto, dos sistemas de puntuación destacan por encima del resto: Q* (que evalúa la calidad estructural de un dominio) y T* (que mide la pertinencia del contenido para una query concreta). Ambos convierten la “calidad del contenido” en algo más que un factor: lo convierten en la materia prima esencial que alimenta todo el sistema.
Esto no solo cambia cómo entendemos el SEO, también obliga a revisar cómo lo explicamos y cómo lo aplicamos.
Muvera es la puerta de entrada: Recupera los candidatos
Muvera (MUVERA: Multi-Vector Retrieval via Fixed Dimensional Encodings) es un avance de Google Research que cambia cómo se recuperan candidatos para ranking: condensa las múltiples representaciones vectoriales de una página (multi-vector) en un vector fijo (FDE) cuya similitud aproxima la similitud multi-vector real. Resultado: recuperación mucho más rápida con prácticamente la misma calidad, lo bastante eficiente para usarse a gran escala antes del re-rank.
En benchmarks públicos (BEIR), MUVERA logra ~10% más recall con ~90% menos latencia frente al SOTA previo (PLAID). Eso significa mejor “cobertura de candidatos” en menos tiempo… justo lo que un buscador necesita en la fase de recuperación antes de puntuar y reordenar.
Traducción: Muvera no “decide” el ranking final; alimenta el ranking con mejores candidatos (más pertinentes, con pasajes que responden mejor), que luego pasan por T*, Q*, Twiddlers y compañía.
Google Research habla explícitamente de aplicaciones en motores de búsqueda (además de recomendación y NLP), y la industria SEO ha dado por hecho su aterrizaje progresivo en el stack de búsqueda. Oficialmente, Google ha publicado la investigación y su implementación, pero no ha detallado el despliegue productivo; aun así, los trades del sector lo tratan como tecnología ya integrada o en integración en la capa de recuperación.
NavBoost: más que clics
Uno de los sistemas clave es NavBoost, que analiza las interacciones de los usuarios con los resultados de búsqueda, como clics, desplazamientos, tiempo de permanencia, pogo-sticking, etc y guarda memoria de estas señales durante 13 meses, lo que le permite reforzar resultados que históricamente satisfacen mejor a la gente.
Aunque Google ha afirmado que NavBoost no es un sistema de aprendizaje automático, sino una gran tabla que registra estas interacciones, su impacto en el ranking es significativo . Como veremos, su poder es tal que no solo influye en el ranking central, sino que también alimenta bucles de retroalimentación con otros sistemas especializados que deciden qué elementos se muestran en la SERP.
Dicho por el propio Google en sala del DOJ.
Goldmine o el juez de calidad de la SERP
La existencia de Goldmine (cuyo nombre interno parece ser Alternative Titles Annotator) es la prueba definitiva de la granularidad de este ecosistema. Goldmine es un motor de puntuación sofisticado diseñado para una tarea muy específica: evaluar, puntuar y seleccionar los títulos (y posiblemente otros elementos) que se muestran en los resultados de búsqueda.
Su funcionamiento confirma una filosofía fundamental del ecosistema: la señal proporcionada por el editor de la web (la etiqueta <title>) no es inherentemente confiable.
Por ello, se trata como un mero candidato más en una competición interna. El título del editor compite contra alternativas extraídas de otras fuentes, y Goldmine las puntúa usando factores como:
- goldmineTitleTagFactor: La puntuación del
<title>propuesto por el editor. - goldmineHeadingFactor: La puntuación de candidatos extraídos de los encabezados (como el
<h1>). - goldmineAnchorFactor: Cuantifica la fuerza del respaldo temático del texto ancla (interno y externo).
- goldmineBodyFactor: Mide la relación semántica entre el título y el contenido principal (reforzado por análisis de BlockBERT).
- goldmineTrustFactor: Refleja la confiabilidad de la fuente del candidato.
Goldmine es, en esencia, un juez de calidad para los elementos de la SERP. Pero ojito, no está solo. Es parte de una «suite» de jueces granulares que operan en la SERP, que incluye SnippetBrain (responsable de reescribir descripciones), Radish (que puntúa los Featured Snippets) y Glue (un sistema que monitoriza interacciones en la propia SERP, como hovers y scrolls en los carruseles, complementando a NavBoost).
Y, ahora sí, vamos a lo más gordo: su conexión con NavBoost.
El bucle de retroalimentación Goldmine-NavBoost
Aquí es donde el ecosistema se vuelve fascinante. Goldmine no opera solo; está críticamente interconectado con NavBoost.
La prueba es el atributo goldmineNavboostFactor. Esto demuestra que el comportamiento histórico del usuario (los 13 meses de datos de NavBoost) influye directamente en qué título selecciona Goldmine.
Pero la conexión es bidireccional y crea un bucle de retroalimentación con consecuencias directas para el ranking:
- Pre-filtro (Goldmine): Goldmine selecciona el título que considera de mayor calidad (influenciado por el historial de NavBoost) y lo muestra al usuario.
- Test en Vivo (Usuario): Ese título se testa en vivo. Si el usuario hace clic y regresa rápidamente (un badClick o pogo-sticking), esa señal negativa se registra.
- Impacto en Ranking Central (NavBoost): Esa señal negativa se alimenta directamente al sistema NavBoost. Dado que NavBoost puede promover o degradar páginas, un mal desempeño del título seleccionado por Goldmine puede desencadenar una cascada de señales negativas que impactan el ranking central de la página.
Goldmine también actúa como un mecanismo de higiene de datos para NavBoost. Incluye señales de democión específicas para penalizar el keyword stuffing (dupTokens), el texto repetido (goldmineHasBoilerplateInTitle) o los títulos demasiado largos (isTruncated). Al filtrar esta basura, se asegura de que solo los elementos de mejor calidad lleguen a la prueba de interacción real del usuario.
Señales manuales y ajustes
A pesar del uso de sistemas avanzados, muchos de los factores de ranking siguen siendo señales diseñadas manualmente por ingenieros de Google. Estas señales se ajustan mediante funciones matemáticas, como las funciones sigmoides, para determinar umbrales y pesos específicos.
¿La consecuencia directa?
Mucho del conocimiento tradicional de SEO se ha quedado corto. Porque no estamos compitiendo en un ranking único, sino en varios sistemas que actúan por fases y por capas, y se actualizan con ciclos distintos.
La calidad del contenido ya no es suficiente (ni lo era)
En Google nos han vendido que la calidad del contenido era la clave. Pero la realidad es que la autoridad de marca (Brand Authority), la frescura (Freshness), la satisfacción de usuario inferida (medida a través de clics, permanencia, retorno), y la capacidad de generar engagement, pesan más de lo que Google ha estado dispuesto a admitir.
(De ahí los pesos que yo le doy al Freshness en mi Tier List de SEO)
Ahora, si no tienes una marca reconocible, una comunidad activa y señales de comportamiento positivas, el mejor contenido del mundo puede pasar desapercibido.
¿Qué papel juega la calidad del contenido en los sistemas de puntuación de Google, como Q* y T*?
No es solo importante. El núcleo funcional de dos de los motores de scoring más relevantes que han salido a la luz tras las filtraciones: Q* y T*.
En Q* (Quality)
Q* no se centra en páginas individuales, sino en dominios completos. Evalúa si eres una fuente estructuralmente fiable. Y eso depende directamente de:
- La estructura de tu contenido: jerarquía clara, accesibilidad, organización. No vale con ser bueno: tienes que parecerlo (Fake it till you make it). Un artículo con contenido excelente, pero mal maquetado, sin headings, sin estructura, pierde puntos.
- Tu historial de publicación: contenido preciso, sin engaños, sin clickbait. Es decir, que no solo hagas bien una pieza, sino que toda la línea editorial sea coherente, útil y profesional y que, en un análisis estilométrico, no salten las alarmas.
- Tu capacidad de generar recurrencia: si el usuario vuelve, comparte o interactúa con tu web, eso se registra (Chrome dixit). Y eso retroalimenta la percepción de calidad.
Q* mide la confiabilidad estructural y a largo plazo de tu dominio. No busca una joya suelta, quiere saber si todo tu contenido es valioso y si hay una buena cobertura de subtemas.
Dicho de otra forma: Google quiere que tu sitio sea Q*-friendly.
¿Y eso qué implica? Pues básicamente que estés generando esas señales que el sistema espera: estructura clara, historial decente, contenido que no haga gritar al lector ni a Chrome, y cierta coherencia editorial que diga “aquí se viene a aprender, no a perder el tiempo”.
En T* (Topicality)
Aquí la calidad es respuesta contextual, no genérica. Es decir:
- ¿Ese contenido responde como nadie más puede a esa query?
- ¿Está alineado semánticamente con la intención de búsqueda?
- ¿Tiene profundidad real o es un refrito?
T* analiza el body del contenido (B), lo que dices y cómo lo dices. Luego lo contrasta con:
- C (Clicks): si el usuario se queda, explora y no vuelve al buscador, T* interpreta que lo hiciste bien (NavBoost al poder).
- A (Anchors y PageRank): El pilar «A» tiene dos patas. Por un lado, el Anchor Text (el texto del enlace), que como dices, refuerza tu autoridad temática. Por otro, el PageRank: los documentos del juicio confirman que el PageRank de toda la vida «aún alimenta las señales de calidad de página». Sigue vigente y se usa para medir la autoridad del enlace.
¿Y ya está? ¿Ahí termina T*odo?
Mientras que Q* evalúa la calidad estructural del dominio y T* mide la pertinencia de la página, Goldmine aplica una lógica de puntuación granular a nivel de elemento de la SERP, utilizando muchas de estas mismas señales (anchors, body, trust) para elegir el título.
Espera. Aún hay otra vuelta de tuerca.
Entre esa evaluación semántica y lo que finalmente ves en el SERP, Google aplica una capa extra de ajustes: los Twiddlers. Unos procesos silenciosos pero decisivos, de los que demasiado poco se habla para lo mucho que pueden mover.
Twiddlers: los afinadores secretos del ranking (ojito con ellos)
Los Twiddlers son como los retoques finales del chef antes del pase. Google ya ha cocinado los resultados con su algoritmo base (Ascorer), pero luego mete mano con estos “ajustadores” para afinar el orden.
Si Goldmine y sistemas similares deciden qué contenido mostrar en el título y la descripción, los Twiddlers son los afinadores que ajustan el orden final de esos resultados en la lista. Ajustan puntuaciones, diversidad, frescura o aplican demociones de calidad justo antes de que veas la página de resultados.
¿El objetivo?
Que lo que aparece primero sea no solo lo más relevante, sino lo más útil, reciente o variado.
Y sí, entender cómo funcionan importa (y mucho). Porque aunque no puedas controlar cuándo entra un Twiddler en juego, sí puedes optimizar para que, cuando lo haga, te empuje hacia arriba en lugar de relegarte.
¿Cómo lo haces?
- Actualiza: si tu contenido está más pasado que el pan del día anterior, un Twiddler tipo “Freshness” te lo va a hacer pagar.
- Diversifica: si todo lo que aportas ya lo han dicho 100 webs iguales, el filtro de contenido duplicado te lo va a enterrar.
- Cuida tus metadatos: títulos y descripciones no son solo para el CTR, también ayudan a estos sistemas a entender mejor si tu contenido merece subir un par de puestos más.
Los Twiddlers no son una milonga. Son una capa real del sistema de ranking. Ajustan puntuaciones, diversidad, frescura o demociones de calidad justo antes de que veas la página de resultados. Y aunque no se hable tanto de ellos, están ahí, afinando, cortando y moviendo fichas en la sombra. Ignorarlos no es una opción.
SpamBrain: El gorila del anti-spam (y el HCU)
En paralelo a todo este pipeline, hay un guardián clave que actúa como filtro: SpamBrain.
Es el sistema de IA principal de Google dedicado a neutralizar el spam, el contenido engañoso y el de bajísima calidad. Funciona como un motor paralelo que te asigna un ‘spamBrainScore’.
Piensa en esto: es muy probable que el famoso Helpful Content Update (HCU) sea una evolución o un componente de esta filosofía; un sistema diseñado para filtrar el contenido «no útil» antes de que llegue a las fases finales de ranking. Si SpamBrain te pilla, da igual lo bien que tengas el T* o los clics de NavBoost. Te pone a dormir.
Los motores semánticos: RankEmbed, DeepRank y compañía
Además de los sistemas de puntuación (Q, T) y comportamiento (NavBoost), el ecosistema depende de motores semánticos avanzados. Los que ya conocíamos (BERT, MUM, RankBrain) tienen roles específicos, pero los documentos del juicio han revelado a los verdaderos actores del pipeline semántico:
- RankBrain: El sistema de inteligencia artificial de 2015, sí, del 2015. Sigue activo ayudando a interpretar consultas difusas y conceptos, yendo más allá de la palabra clave literal.
- RankEmbed (El Neural Matching): Este es uno de los gordos. Es el sistema de neural matching que Google lanzó en 2018. Convierte tus páginas y la consulta del usuario en vectores (embeddings) y mide la similitud semántica entre ellos. Es el responsable de encontrar contenido que responde a la intención aunque no tenga las keywords exactas. Es «extremadamente rápido y de alta calidad».
- DeepRank (El Re-Ranking con BERT): Si RankEmbed es el filtro semántico rápido de la primera fase, DeepRank es el análisis profundo de la última etapa. Es un algoritmo que usa Transformers (BERT) para re-evaluar semánticamente solo a los mejores 20-30 resultados. Como es carísimo a nivel computacional, solo se aplica al final para dar el último toque de relevancia. Su puntuación se combina con NavBoost, Q*, PageRank, etc., para determinar el orden final.
- MUM y SMITH: Estos son modelos aún más grandes. Google ha aclarado que MUM no se usa para el ranking general (es demasiado caro), sino para tareas muy específicas como mejorar los featured snippets.
¿Qué significa todo esto para los SEOs?
Nada nuevo para un SEO que se haya incoroporado a la disciplina en los últimos años, pero si es un cambio de paradigma para aquellos más puristas donde me incluyo (vengo del SEO técnico):
- No trabajamos contra un algoritmo, sino dentro de un sistema vivo. El SEO técnico sigue siendo necesario, pero ya no es diferencial. Tal y como verás en mi pirámide de necesidades, lo técnico es el suelo, no el techo.
- Coherencia de Señales: Esta es la estrategia más efectiva. Dado que Goldmine desconfía de tu
<title>y busca alternativas en tus<h1>, URL y textos ancla, tu trabajo es enviar un mensaje consistente. Debes asegurar que todos estos elementos estén armonizados para que tu título sea el candidato «matemáticamente superior». - Excelencia en el contenido: La existencia de demociones automáticas en Goldmine (como
dupTokenspor keyword stuffing oisTruncatedpor títulos largos) confirma que la precisión técnica es innegociable para evitar la descalificación automática antes de empezar a competir. - Optimizar para el «Clic Satisfecho»: El objetivo final es conseguir lastLongestClicks (la señal positiva más fuerte de NavBoost). Esto se logra creando un título (que Goldmine seleccionará) que haga una promesa precisa, y un contenido que la cumpla inmediatamente.
- El SEO es una disciplina híbrida: necesitas entender UX, copywriting, branding, analítica, y también cómo funciona el ecosistema Google y otros ecosistemas, cada vez cobra más importancia el SEO omnicanal y multiplataforma, más allá de las directrices de Google.
- Contenido enriquecido y multimodal (cuando aporta). Imágenes originales, vídeo, diagramas… Muvera + MUM comprenden mejor contexto y formatos; si aporta, cuenta.
- Los sistemas de Google están diseñados para minimizar el impacto del SEO tradicional. Es incómodo de decir, pero es real: cuanto más dependas de trucos o fórmulas genéricas, menos resultados sostenibles tendrás.
- Cobertura semántica completa del tema (y subtemas). Páginas “piedra angular” con FAQs, comparativas, definiciones, ejemplos y how-tos que responden desde el primer párrafo, y luego profundizan. Esto sube tus opciones de que un pasaje tuyo sea candidato óptimo.
- Estructura interna impecable. H2/H3 orientados a intención, listas escaneables, tablas y resúmenes que delimitan pasajes. Esto ayuda a T* y también le da a Goldmine mejores candidatos para los títulos (via
goldmineHeadingFactor). - Datos estructurados (schema) consistentes con lo visible. Facilita comprensión de entidades y elegibilidad para funciones enriquecidas / respuestas asistidas por IA.
- Señales de satisfacción real. Mejor engagement → mejores señales para NavBoost/T*. Cuida UX, above-the-fold útil, velocidad y CWV.
- Analiza comportamiento real: Tu tasa de rebote (pogo-sticking) ya no es un KPI de vanidad: es una señal que retroalimenta directamente los modelos de calidad como NavBoost.
- Testea constantemente: El SEO de hoy es una disciplina de experimentación, no de certezas.
¿Dónde queda el contenido?
Sí, el contenido sigue siendo importante, pero no en abstracto. Lo que importa es:
- Que resuelva mejor que nadie la intención de búsqueda.
- Que lo haga con autoridad temática reconocible.
- Que mantenga al usuario en el ecosistema (ya sea en tu web o dentro de Google). La retención es cada vez más relevante en un mundo donde se libra la batalla cada vez más difícil para la atención y la retención.
- Que esté alineado con los sistemas que Google valora (por ejemplo, respuestas directas para AI Overviews, contenido que se actualiza con frecuencia y señales de interacción reales).
Google siempre dijo “haz buen contenido”. Correcto… pero incompleto.
Si no hay marca, autoridad, frescura, señales de comportamiento y estructura que haga fácil a Muvera y T* detectar el pasaje correcto, tu pieza compite en desventaja. El contenido sigue siendo el núcleo, pero orquestado con entidad, UX y señales de confianza.
¿Entonces qué hacemos?
Dejar de pensar en términos de “factores de ranking individuales” y empezar a pensar como estrategas de sistemas. Aquí algunas claves prácticas:
- Construye marca. Una marca reconocida es un atajo dentro de muchos sistemas.
- Obsérvate como una entidad. Si Google te puede identificar como entidad, tienes más posibilidades de aparecer conectado en Knowledge Graph, búsquedas locales, y resultados enriquecidos.
- Analiza comportamiento real. Tu tasa de rebote ya no es un KPI de vanidad: es una señal que retroalimenta los modelos de calidad.
- Testea constantemente. El SEO de hoy es una disciplina de experimentación, no de certezas.
El SEO ya no es lo que creías
El sistema de ranking de Google actualmente nos exige madurez. Nos obliga a dejar de lado simplificaciones cómodas y abrazar la complejidad.
Ya no se trata de posicionar una keyword: se trata de ganar en una red de sistemas donde cada acción deja huella, cada interacción cuenta y cada señal puede volverse una ventaja competitiva.
En este entorno, creo que los SEOs que vamos a seguir en esto somos los que entendemos el sistema completo, no solo piezas sueltas.

